viernes, 14 de enero de 2011

¿Sabías qué?

Hoy, en nuestra sección ¿Sabías qué? hablaremos de los Grupos de Interés.

Los Grupos de Interés son organizaciones que representan y expresan los intereses y las demandas de segmentos específicos de la población de un país. Y su tarea es, fundamentalmente, la de influir en las políticas estatales.

La fuerza y la influencia de estos grupos contrastan con la incapacidad de aquellos colectivos que, debido a sus características, no pueden o no logran articular con claridad sus intereses comunes.

Para comprender la importancia de los Grupos de Interés sería conveniente repasar algo que ocurrió hace algunos años en Estados Unidos y que todavía colea.

«The Health Insurance Victims Project», una web creada para sacar a la luz casos de atropello por parte de las aseguradoras médicas en Estados Unidos, denuncia que cada año se estarían produciendo en Estados Unidos alrededor de 45.000 muertes de enfermos que habrían podido curarse de estar asegurados. Sólo adultos, sin contar niños.

Estos datos son demoledores, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos del que en muchos aspectos es el país más rico del mundo. Un país en el que no existe la sanidad universal y que sin embargo se permite, entre otros, el lujo de tener desplegadas tropas militares por todo el planeta asumiendo con ello costes multimillonarios.

¿Y por qué ocurre todo esto?

En el año 1994, el entonces Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, puso en marcha una campaña para tratar de aprobar en el congreso una importante reforma del sistema nacional de salud. La propuesta del Presidente planteaba la creación de un seguro sanitario universal que ofrecería cobertura a los millones de estadounidenses  que carecían de seguro sanitario y que mejoraría el acceso a los servicios sanitarios para otros muchos ciudadanos que por aquel entonces disponían de una cobertura insuficiente o temporal.

La ley federal debía garantizar a todos la cobertura del seguro, mientras que el gobierno se otorgaba poderes que le permitirían imponer límites estrictos a la capacidad de las empresas aseguradoras de subir los precios de sus seguros médicos.

Antes incluso de que se hubiera terminado de preparar la propuesta de ley, algunos detractores ya se habían organizado para suscitar la oposición de la opinión pública y del congreso. La Asociación de Seguros Médicos de América (HIAA), un grupo de interés que representaba a las empresas de seguros más importantes de Estados Unidos, financió una serie de anuncios publicitarios de televisión en los que salían “Harry y Louis” una pareja ficticia de clase media que criticaba que el gobierno de Estados Unidos quisiera intervenir en el funcionamiento del sistema sanitario. Un sistema que, según ellos, funcionaba estupendamente. Estos anuncios se retransmitieron a escala nacional por el canal Cable News Network (CNN) y tuvieron una gran repercusión. Durante el año siguiente la Asociación de Seguros Médicos gastó 15 millones de dólares en publicidad en televisión, radio y prensa para poner a la opinión pública en contra de la propuesta del Presidente.

La publicidad en contra del plan de Clinton resultó especialmente eficaz para cambiar las actitudes públicas. Así, en octubre de 1993, el 51 por ciento de la población se declaraba a favor de la propuesta del Presidente, mientras que en septiembre de 1994 el porcentaje había descendido al 42 por ciento. Otra encuesta indicaba que el 69 por ciento de los jubilados, principales beneficiarios de aquella propuesta, conocían poco o nada sobre las disposiciones de la propuesta de Clinton. Y sin embargo se mostraban contrarios a ella.

La explicación a todo esto es que los más de 40 millones de estadounidenses que en el año 1994 carecían de seguro obligatorio carecían también de grupos de interés que representasen sus intereses, quedando situados de este modo en una posición de debilidad frente a las grandes empresas de seguros, que supieron organizarse mejor, arrastrando gracias a su poderío económico al resto de la población.

Durante años, las empresas aseguradoras y sanitarias han invertido elevadas sumas de dinero para “lubricar” sus relaciones de influencia en el congreso. Y no solo allí. También en otras instituciones. En el año 1994, cada uno de los cien representantes que componían el senado recibió aportaciones de estos grupos que oscilaban entre los 3000 dólares y más de 1,25 millones de dólares. Solo así se explica que, pese a contar con mayoría demócrata, el Presidente Clinton tuviera que renunciar a su plan de reforma del sistema nacional de salud debido a la oposición de la opinión pública.

Hoy en día este tema sigue coleando, debido al empeño mostrado por el Presidente Obama en reformar el sistema sanitario. Pero ni tan siquiera al principio de su primera legislatura, cuando contaba con una aplastante mayoría, pudo Obama lograr la tan ansiada reforma. Y tuvo que conformarse con una reforma timorata que no contentó a nadie y que ahora llega incluso a estar en entredicho debido a problemas legales. Todo ello de nuevo gracias a la presión generada por los grupos de interés formados por las grandes empresas aseguradoras, que ven amenazado su negocio.

Mientras tanto siguen produciéndose en Estados Unidos alrededor de 45.000 muertes al año de personas que habrían podido salvarse simplemente estando aseguradas.

¿Crees que esto es correcto? ¿De verdad quieres vivir en un mundo como este? ¿Crees que los intereses económicos de las empresas de seguros valen más que las vidas de las personas?

Mi nombre es Fabre y ahora conozco la verdad. Desde hace tiempo soy participante activo del Proyecto Shangri-La. ¿Y tú? ¿Quieres serlo? Entonces no dejes de leer este blog.



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